SOY
CULPABLE
Confieso,
soy culpable, terco y bruto,
al
mirarla rodar sobre mis manos
saltaron
como peces los insanos
deseos
de morderla como a un fruto.
Confieso, soy culpable, no discuto,
no soy
como esos pulcros ciudadanos
a
salvo de enrolarse en los mundanos
oficios
con que el cuerpo alivia el luto.
El
vicio neblinoso al que me entrego
con su
brillo de sombras, con su lumbre
termina
por dejarme sordo y ciego.
Quién
sabe si la muerte, la costumbre
me
arranque de correr en pos del fuego
en
busca de una chispa que me alumbre.
TADEO
2 comentarios:
y sin lo que sucede, buen amigo , es que ya está bien alumbrado... Qué suerte tienen alguno!!! jejeje
ejejeje, gracias por dejarme tu comentario, amigo Alfonso. Un abrazo:
Tadeo
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