CUÁNTO
DE DIOS EN MÍ
Cuánto
de Dios en mí, cuánto del ego
que
nubla el corazón y que conquista
el
reino de las sombras de la vista
dejando
las razones para luego.
Cuánto
salvo al negarte, cuánto entrego
al cónclave
moral, al moralista
que
exige que ahora piense y luego exista
jugando
a caro o cruz su oscuro juego.
Te
puse en el altar y encendí el fuego
sagrado
del amor como el bautista
que
entrega leche y pan a un niño ciego.
Todo
amante al final es egoísta
pero
tú, no te rindas, aunque insista
no
escuches, por favor, mi triste ruego.
TADEO