domingo, 27 de junio de 2010

LA ÚLTIMA CENA


LA ÚLTIMA CENA

Que el pan ya lo perdí, qué duda cabe,
casémonos entonces con el vino
que nuble la razón, y lo divino
venga a salvar mi fe como Dios sabe.

No importa que el licor mi vida acabe.
Ya siento en mi interior el repentino
placer de emborracharme cual cretino
dejando que su encanto me destrabe.

De nada le sirvió la última cena
a aquélla que engañando a su maestro
le dio a beber del vaso de la pena.

De la fatalidad y lo siniestro
de este amor que mantengo en cuarentena,
no me podrá salvar un Padrenuestro.

TADEO