LLANTO
Cuando
estás, porque estás, cuando te has ido
¿por
qué te has ido pues?, si yo quería
cortar
de mis pupilas la sangría
rasgándole
la piel a tu vestido.
Y si
vienes después, ¿por qué has venido?
a darme
de esta forma muda y fría,
el
llanto en su inclemente letanía
trenzando
de la lluvia su fluido.
No
pienso ante el dolor alzar un muro
cobarde,
y guarecerme en lo indoloro,
huyendo
del sendero recto y puro.
Dios
puso en cada lágrima un tesoro
y el
alma aún en tinieblas y en lo oscuro
se
alegra cada vez que por ti lloro.
TADEO