MUJERES
SOLES
Del
cuerpo despertando los faroles
con ese
aliento dulce de la llama
camina
en mi interior ardiente dama
el
rostro alegre envuelto en arreboles.
Desnuda,
al ofrecer sus pechos soles,
el tiempo
es una concha que se inflama,
y en
la arena caliente de mi cama
su
piel se vuelve un mar de caracoles.
Dos
millas sueño adentro, ya navego
con viento
a mi favor, y a toda vela
su
vasta inmensidad me da sosiego.
El alma
que en las noches se desvela
se duerme
como un tronco en su candela
sediento
de esa paz que anuncia el fuego.
TADEO
No hay comentarios:
Publicar un comentario