DESNUDA
Tu
cuerpo es la antesala del Infierno,
desnuda,
al contemplarte, nada escucho
y
cortan, penetrando cual serrucho,
mis
ojos las maderas de lo eterno.
Un
fauno turbador de doble cuerno
asoma
en tu sonrisa dulce, y mucho
me
esfuerzo en combatirlo y aunque lucho
arranca
de mi pecho el fruto tierno.
De
fuego entre tus brazos el bautismo
me
niego a recibir y vuelvo nulo
el acto
a dos manzanas del abismo.
Y al
ver en ti al demonio no calculo
que está
habitando al centro de mí mismo
el
diablo contra el cual me confabulo.
TADEO
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