sábado, 1 de septiembre de 2007

NADA SABE LA FLOR


NADA SABE LA FLOR

Nuevas espinas fabricó la rosa
en medio de la turbia madrugada,
después de quedar mustia y deshojada
al paso de la lluvia tormentosa.

Pasada la refriega dolorosa
que el agua de los cielos, en cascada
vertió sobre su cuerpo, enrabietada,
culpó de su calvario a alguna diosa.

En su jardín silente, a cada hora
se yergue, y su venganza contra el cielo
promete que será devastadora.

Nada sabe la flor, mas, con desvelo,
el agua a sus raíces enamora
para darle la vida, bajo el suelo.

TADEO

4 comentarios:

Anónimo dijo...

precioso el soneto, y original lo de las espinas que quedan después de la flor. aunque a ser sincero, no me gustan que los poemas rimen, es una manía. ¿por qué una flor tan bonita tendrá esas espinas tan feas? jejeje, adivina algo místico... los regalos divinos llegan también con el cataclismo.
saludotes. Lolo del Polo

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Hola Lolo del Polo:
Muchas gracias por tu comentario. Pocos pasan y comentan. Ya no me acordaba de lo que era escribir algo aquí. Te lo agradezco. Un abrazo:
Tadeo

Anónimo dijo...

Hola Tadeo, hoy pude entrar a tu blog y encuentro tantas cosas hermosas que me había perdido por no poder hacerlo! cómo este soneto que me ha encantado en particular, es bueno saber que luego de la feroz tormenta viene la calma y creo que la flor se debe imaginar que el agua es su principal sustento.
Chau un saludo desde Argentina.

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Hola amiga:
Me alegra mucho tenerte por mi espacio. Muchas gracias por el lindo comentario que me dejas. Un abrazo:
Tadeo