
PROFECÍA
Esos templos de piedra y vanidades
que levantan los hombres con esmero,
también sucumbirán cuando el Dinero
divida el Universo en dos mitades.
Del cielo bajarán calamidades
y luego un emisario, un mensajero,
que en nombre del Dios santo y verdadero
su lumbre esparcirá por las ciudades.
La tierra se abrirá, luego el Pecado
pondrá sus posaderas en el trono
hundiéndole la lanza en el costado
a quien en soledad y en abandono
mil veces morirá crucificado
diciéndole a los hombres: ¡te perdono!
TADEO
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