LLUVIA
El
agua hizo invisible tu vestido
en
éxodo del cielo y por sorpresa
convirtió
en más mojada y más traviesa
la
imagen del milagro compartido.
El cuerpo
al contemplar sin el tupido
resguardo
de tu imagen no confesa,
la
lluvia de tu gracia quedó presa,
divina
al encontrarse en lo escondido.
El
cielo se abrirá del trueno al ruido,
del
mundo al fin del acto, en noche espesa,
y así
verás cumplida la promesa
que
hiciera entre tus brazos guarecido,
de
ser como la lluvia, que regresa
a
amarte aunque del mundo te hayas ido.
TADEO
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