DULCE
ES LA PENA
Dulce
es la pena del amor y amarga.
Bebiendo
estoy el néctar que enajena
y al
fondo de la copa está, serena
y oscura
como un vino que aletarga.
A
Dios confié mi cruz, mi triste carga,
por
débil, por pensar que siendo buena,
vendría
caminando por la arena
tras
la sombra de un tiempo que se alarga.
Su
rostro sin color esconde el miedo,
hay algo
en su sonrisa vacilante
que
trato de entender, pero no puedo.
Y
quién vendrá a decirme, en este instante,
si
es mejor que me calle o que le cante,
si
sigo pena adentro o retrocedo.
TADEO
No hay comentarios:
Publicar un comentario