HEREJES
Abriendo al mar del mundo las cerradas
compuertas de tu vida, el firmamento
mandaba sobre el lomo azul del viento
el polvo de los duendes y las hadas.
Un perfume, una voz, unas pisadas,
la luz de una sonrisa en rostro atento,
tú, feliz de mirar, y yo contento
con la lengua sutil de las miradas.
Después, con las silencios, malabares
hicimos, y al hablar de amor, mareas
brotaron cual cantar de los cantares.
Y a merced de tu mente y tus ideas
herejes, nos brindamos las obleas
de un amor sin testigos, sin altares.
TADEO
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