EL
TREN DE LA MUERTE
El
tren partió de la estación oscura
y el
humo que acompaña al movimiento
su nube
gris le regalaba al viento
lo
mismo que mi llanto a la amargura.
Dijiste,
la distancia, si no cura,
termina por matar el sentimiento
pero el tren de la muerte avanza lento
y eterna nos asalta la ternura.
Tú estás en la estación y no has querido
marcharte de una vez, cambiar de acera,
zafarte de esos trenes que se han ido.
Y a
veces yo también, a mi manera,
te
pienso con placer, aunque no olvido
la
noche que dijiste que me fuera.
TADEO
2 comentarios:
Felicidades maestro, siempre es un gran placer parar en su estación, aunque solo sea por ver como se van los trenes. Un abrazo
Gracias, Alfonso, amigo, por darte una vuelta por esta estación donde los trenes son pocos, y los pasajeros también. Habrá que poner más publicidad o bajar los precios a los billetes. Un abrazo:
Tadeo
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