CUARENTA
NOCHES
En
hora averna tus palabras frías
tomando
por verdad a un dios incierto
hundieron
nuestro amor en el desierto
cuarenta
noches y cuarenta días.
Condenado
a la suerte del Mesías
con
hambre y sed de ti, cual Cristo muerto,
quedaron
las mentiras a cubierto
en la lengua mordaz de tus espías.
Las
muchas tentaciones del que ayuna
sentí
de oscuridad con los derroches
del
sol del inframundo y de la luna.
Y
luego, ya desnudos tus reproches
hiciste
de tu cuerpo mi fortuna
cuarenta
días y cuarenta noches.
TADEO
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