VERBO
MUDO
Ante
el silencio la emoción inclino
el
verbo en mí, hablador, se queda mudo,
insiste,
busca el aire y yo le ayudo
en
blanco manteniendo el pergamino.
Un
grito prisionero al pecho vino
queriendo
cobrar vida y testarudo
se
enfrenta en mi garganta con el nudo
que
niega su presencia en mi destino.
Prefiero
enmudecer mi antigua pena
que
es polvo en el brocal del universo,
aquella
que en mi lágrima resuena
silueta
del dolor con quien converso,
no
quiero que se vuelva angustia ajena
latiendo
en las entrañas de mi verso.
TADEO
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