LA
MADRE
Camino
del colegio, con cautela
sus
hijos, cual polluelos, encamina
mirando
en el recodo de la esquina
cambiar
del rojo al verde, y tras la estela
de
besos, la mirada que los vela
se
alarga y con rigor los examina
feliz
al comprobar que los empina
el
tiempo, esa ave mágica que vuela.
No
quiere que la vida con su espuela
los
roce, ni la flor de hiriente espina,
esa
trampa de Dios, esa asesina
los
muerda, los azote, y le revela
la
sombra de esa voz que la ilumina,
que madre
es aprender, es una escuela.
TADEO
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