EXENTO DE PECADO
No sé si fue mi sombra quien invadió su lecho,
pero esa luz amarga que por su geografía
recorrió sigiloso su ensenada y su estrecho
se empeñan los peritos en decir que era mía.
Esperan confesiones de mi dolor maltrecho
y respondo llorando: no sé, yo no sabía
que en sueños se escapaba en busca de provecho
allí donde la herida apenas le dolía.
No sé si fue mi sombra quien escaló la altura
de la torre empinada que guarda en carne y hueso
a aquella que en mi contra, al declarar perjura.
No soy ese que dicen que soy, y me confieso
exento de pecado. Pero mi sombra oscura,
que cumpla su condena si le ha robado un beso.
No sé si fue mi sombra quien invadió su lecho,
pero esa luz amarga que por su geografía
recorrió sigiloso su ensenada y su estrecho
se empeñan los peritos en decir que era mía.
Esperan confesiones de mi dolor maltrecho
y respondo llorando: no sé, yo no sabía
que en sueños se escapaba en busca de provecho
allí donde la herida apenas le dolía.
No sé si fue mi sombra quien escaló la altura
de la torre empinada que guarda en carne y hueso
a aquella que en mi contra, al declarar perjura.
No soy ese que dicen que soy, y me confieso
exento de pecado. Pero mi sombra oscura,
que cumpla su condena si le ha robado un beso.
TADEO