martes, 8 de mayo de 2007

PEREGRINO


PEREGRINO

Camino del camino de Santiago
con la cruz en las alas, y el boleto
del tren de la aventura voy repleto
del gozo espiritual en que naufrago.

Echo a rodar mi suerte, satisfago
las ansias del que estando siempre quieto
decide renunciar al amuleto
de sentirse un Ulises previo pago.

La mochila discreta, la cuchara,
la Biblia del abuelo, y el divino
cansancio que parece que alumbrara

la mente, y al instante dictamino
que el hombre sus pecados no repara
ni deja de ser nunca un peregrino.

TADEO

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