domingo, 20 de mayo de 2007

MASOQUISTA


MASOQUISTA

A veces el dolor que me tortura
suele hacerme reír por lo travieso,
y en ese absurdo amor que le profeso,
se mezclan la torpeza y la ternura.

Admira comprobar que la locura
del hombre por sus lágrimas poseso,
lo salva de sentir en carne y hueso
el peso de su propia sepultura.

La sombra del amor vivido antaño
me viene a visitar, y le apetece
librarme de este mundo tan extraño.

Y yo le digo, cuando se aparece,
que, por favor, no vuelva a hacerme daño,
que me gusta el dolor, mal que le pese.

TADEO

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