
PECADORES
Aunque evito mirarla, no me escapo
de la flor que siguiéndome insistente
lanza dardos al blanco de mi mente
invitando feliz a entrar al trapo.
Que sus labios recuerdan al guarapo
y su cuerpo menudo, al sol ardiente
bien sabido lo tengo, y de repente
se me acerca y me dice que soy guapo.
Me propongo besarla y lo consigo,
y en el juego inocente del deseo
me olvidé del pecado y del castigo.
Nos amamos despacio y cuando creo
que la dama a vivir vendrá conmigo,
la tarifa me cobra de su empleo.
Aunque evito mirarla, no me escapo
de la flor que siguiéndome insistente
lanza dardos al blanco de mi mente
invitando feliz a entrar al trapo.
Que sus labios recuerdan al guarapo
y su cuerpo menudo, al sol ardiente
bien sabido lo tengo, y de repente
se me acerca y me dice que soy guapo.
Me propongo besarla y lo consigo,
y en el juego inocente del deseo
me olvidé del pecado y del castigo.
Nos amamos despacio y cuando creo
que la dama a vivir vendrá conmigo,
la tarifa me cobra de su empleo.
TADEO
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