jueves, 12 de abril de 2007

AMORES DE ADOLESCENCIA


AMORES DE ADOLESCENCIA

Caprichoso es el amor
que nace en la adolescencia
porque la joven conciencia
de quien comienza a vivir
no sabe bien dividir
lo ilusorio de lo real.
Llegó así el amor fatal
imposible en su matiz,
me enamoré de una actriz
de fama internacional.
Ella mujer yo chaval,
Ornella Muti, su nombre.
Quise pronto ser un hombre
para morirme en su boca
pero la suerte era poca
y como siempre devine
en espectador de un cine
con más nostalgia que amor.
Y es que acaso el esplendor
de su belleza italiana
se me transformó en insana
diosa en mi televisor.
Quise tocarla, aún mejor,
sacarla de la pantalla
pero infructuosa batalla
me puso Dios por delante.
Amor loco, delirante
preso de una imagen bella
en mi cuarto un póster de ella
y angustia en mi corazón.
Fue tan fuerte la ilusión
que aún sigue viva su huella.

Niño detrás de una estrella
era yo en la adolescencia
y de tan dura experiencia
no aprendí bien la lección
pues luego mi vocación
de amante peliculero
me vio decirle: te quiero
a una actriz americana.
Me desperté esa mañana
con aquel nombre en la boca
Jodie Foster, otra roca
imposible de tallar,
vino en mi amor a anidar
durante el bachillerato
y yo como un insensato
marchaba al cine a soñar
con su cuerpo, con su andar
con sus ojos color cielo,
besé su mano, su pelo
siempre en mi imaginación,
de estación en estación
pasó un año y otro año
y estos amores de antaño
por chicas inalcanzables
dejaron de ser confiables
para mi necesidad
y a mujeres de verdad
encaminé mi futuro
porque envejecer es duro
sin tener felicidad.

Hallé mi propia mitad
en chicas de carne y hueso
y en medio de tal proceso
me olvidé de los amores
imposibles, turbadores
por chicas de fantasía.
Más nunca besé la fría
pantalla televisiva,
no malgasté mi saliva
en besos sobre el cristal
porque el instinto animal
no se sacia de quimeras
así que a las quinceañeras
hermosas de la ciudad
les di mi virginidad,
envuelta en ardor añejo.
Me miré frente al espejo
y me supe ya mayor.
Me reconocí señor ,
novio cumplidor y fiel
y memoricé el papel
de padre y de hombre casado.
Dejé por siempre enterrado
aquella forma de amar
que me llevó a idolatrar
a un par de bellas actrices.
Olvidé mis cicatrices
pero una incierta mañana
vi a la muchacha australiana
más bella que he conocido.
Dije entonces sorprendido:
Amo a Nicole Kidman Dios.
Ya me enamoré de dos
y ahora surge una tercera,
no pensé que sucediera
mucho menos a mi edad
pero ay, que felicidad
siento yo cuando la miro,
me paralizo, suspiro,
me atrapa la tontería,
juro que no es culpa mía,
siempre a la razón escucho.
Soy un rifle sin cartucho
para poder disparar.
Mi mujer me va a matar
pero es que me gusta mucho.

TADEO

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