CORTEJO
Otra vez el amor con su profundo
misterio me corteja, me procura,
hoy vuelvo a ser un Dios y la criatura
más simple y más pequeña de este mundo.
Hoy vuelvo a la comarca en la que fundo
un templo y una fuente de agua pura,
y luego, con un soplo de ternura
el templo lo destruyo en un segundo.
Yo mismo el obediente, el renegado
que puso por amor un San Benito
al duende del verdugo condenado.
El demonio del cuerpo del delito,
y al mismo tiempo, gloria a Dios bendito,
un alma desprovista de pecado.
TADEO
4 comentarios:
Buen trabajo, amigo poeta.
Ann@
Quien es de rica fuente en versos, ha de serlo fijo, en la fuente de los amores... Trabajos impecables los suyos, amigo.
Gracias, Anna, por tus palabras. Me alegra que este soneto te haya gustado. Besitos
Tadeo
Gracias, Alfonso, amigo, como siempre es un placer contar con tus palabras en mis versos. Un abrazo:
Tadeo
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