RULETA
Giraba de la suerte la ruleta
y siendo de lo oscuro un renegado,
al rojo de pasión me vi apostado
como apuesta al amor cualquier poeta.
Incierto es el azar y no respeta
ni edad ni condición, e inesperado
se vuelve y caprichoso el resultado
del juego su sentencia nos decreta.
Volaba mi destino hacia la meta
cuando vino a posarse delicado
un halo de mujer, una silueta
hermosa, y al mirarme de buen grado,
la bola en mi redil se quedó quieta
y un seis eché a rodar en cada dado.
TADEO
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