EL CIEGO Y LA LUNA
De noche, en la ciudad de la Giralda
cegado por el mal de los gitanos
la luna le robaba los arcanos
poderes con sus ojos esmeralda.
Fulgores desgajados de su falda
buscaban refugiarse entre sus manos
y todos los temores cotidianos,
rodaban como
lluvia por su espalda.
Señal, no vio en su luz ni en su talante,
de engaño, ni en su cuerpo blanco y puro
la sombra del carbón bajo el diamante.
El ciego halló el amor en un conjuro,
y aún viendo que ella es bruja y es menguante
no va a mirar jamás su lado oscuro.
TADEO
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