domingo, 6 de febrero de 2011

CUARTO MENGUANTE


CUARTO MENGUANTE

Era la luna en su tamaño entera
encima de la Tierra en movimiento
y un dedo disparado al firmamento
amenazaba la celeste esfera.

El pulgar que algún loco lanzó fuera
de sí, para empotrarlo contra el viento,
arrancó de la luna algún fragmento
sin que nadie en el cielo lo supiera.

A causa de un ladrón de blanco guante
el manto sideral fue mancillado
con loca impunidad, y sin diamante

a la vista de todos engastado,
el mundo en esta noche se ha quedado
más huérfano, más triste, más menguante.

TADEO

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