OH,
MI ROSA INFINITA
Oh,
mi rosa infinita, mi consuelo,
mi
puerta al laberinto de los goces,
por
qué esta lunación me desconoces
colgando
en mi dolor tu voz de hielo.
Te
escondes, cuerpo y mente, tras un velo
a
prueba de palabras y de roces
y
lentas van las horas y veloces
las
sombras que alimentan mi desvelo.
Tu
rostro voy pintando a mano alzada
y en
cada tempestad los dientes hundo
en
busca del ciclón de tu mirada.
Estéril
llevo el alma, y la fecundo
con
un poco de amor de todo el mundo
y el
mundo se me vuelve casi nada.
TADEO
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