CON
HAMBRE DE MIRADAS
Con
hambre de miradas yo te miro
y estando
como estás, distante y muda,
la
voz de tu recuerdo me saluda
robándole
a mis voces un suspiro.
Por
verte levitar el alma estiro,
el
viento a tu favor me brinda ayuda,
el
ojo de la noche te desnuda
y
vuelve ya con sueño a su retiro.
Te
acuestas a mi lado y permanece
ese aroma
lunar que da consuelo
cuando
el sol ya ni siente ni padece.
Despierto,
y cuando el alba rompe el velo
de sombras,
y tu olor desaparece,
también mi corazón se marcha al cielo.
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