jueves, 2 de agosto de 2007

EN MIS ENTRAÑAS


EN MIS ENTRAÑAS

Esa mujer que por mi cuerpo vaga
camino a la estación del buen latido,
no sabe si demora o si se ha ido
el tren de la esperanza que la embriaga.

En medio de la noche más aciaga
persiste en su sinuoso recorrido,
buscando sin descanso en lo escondido
las luces que a su sueño satisfaga.

En calma la estación, indiferente,
queriendo en su desdén pasar de todo
viajero testarudo e insolente.

Y cuando llega el tren de sangre y lodo,
aquella, disponiendo un paso al frente,
encuentra en mis entrañas su acomodo.

TADEO

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