sábado, 4 de febrero de 2012

ERMITAÑO


ERMITAÑO

Siempre fui, por placer, un ermitaño,
ni en la cresta del sueño, en las visiones,
escapé a conquistar de otras naciones
el bien presente en el fragor de antaño.

Solitario, gruñón, tal vez huraño,
viviendo donde místicos halcones
se atreven a anidar con sus pichones
pues manso encuentran y de Dios lo extraño.

No existe una mujer de mi tamaño
dispuesta a contentarme, ni varones,
tan sólo de mi sombra me acompaño

discreta y con gemelas intenciones,
que cuida cuando duermo, mi rebaño
de unicornios, de grifos, de dragones.

TADEO

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