
LOCURA
Sentados a la mesa, (Dios mediante)
el loco, a aquel señor resucitado,
le hundió la mano sucia en el costado
y la sacó pletórica y radiante.
Después de una experiencia semejante
de tan inexplicable resultado,
pidió a su compañero ser salvado
de su demencia gris y delirante.
El otro partió el pan, escanció el vino,
comed y bebed, dijo, misterioso,
y al loco la cordura sobrevino
lo mismo que el dolor, y tembloroso
clemencia demandaba a lo divino
al ver que en la locura fue dichoso.
TADEO
2 comentarios:
Tadeo, qué maravilla. No puedo decir más.
Un beso grande.
Querida Raquel:
Muchas gracias por pasar y dejarme tu lindo comentario. Besitos:
Tadeo
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