DE ESPALDAS A
LA CRUZ
De noche,
cuando en círculos se agita
la mente
consumida entre licores,
el olor
emigrante de las flores
al sueño nos
arrastra, nos invita.
En esa
dimensión jamás descrita
con todo su
esplendor y sus colores,
de espaldas a
la cruz de los amores
con alguien
que me invento me doy cita.
Intensa,
aunque fugaz, es la visita
y accede la
anfitriona a los honores
de hacer de
mi existencia, ayer marchita,
un santuario
de dicha, de esplendores
donde darme al
placer que Dios me quita
por mi falta
de fe, por mis temores.
TADEO
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