sábado, 23 de abril de 2011

LA VENUS DEL DOLOR



LA VENUS DEL DOLOR

Qué dulce se antojaba la tristeza
cuando vino, silente, a hacer su entrada,
la Venus del dolor desde la nada
al Olimpo fatal de mi cabeza.

Cuando el mundo negaba la belleza
al ciego que se oculta en mi mirada,
y mis dedos al ver su luz dorada
cayeron esta vez con más torpeza.

Cuando fuimos, la luna que tropieza
contra el sol que en el cielo va desnudo
y los dos nos fingimos el saludo

actuando con hostil delicadeza,
cuando Dios quiso amar, pero no pudo,
qué dulce se antojaba la tristeza.

TADEO

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