LA VENUS DEL DOLOR
Qué dulce se antojaba la tristeza
cuando vino, silente, a hacer su entrada,
la Venus del dolor desde la nada
al Olimpo fatal de mi cabeza.
Cuando el mundo negaba la belleza
al ciego que se oculta en mi mirada,
y mis dedos al ver su luz dorada
cayeron esta vez con más torpeza.
Cuando fuimos, la luna que tropieza
contra el sol que en el cielo va desnudo
y los dos nos fingimos el saludo
actuando con hostil delicadeza,
cuando Dios quiso amar, pero no pudo,
qué dulce se antojaba la tristeza.
TADEO
Qué dulce se antojaba la tristeza
cuando vino, silente, a hacer su entrada,
la Venus del dolor desde la nada
al Olimpo fatal de mi cabeza.
Cuando el mundo negaba la belleza
al ciego que se oculta en mi mirada,
y mis dedos al ver su luz dorada
cayeron esta vez con más torpeza.
Cuando fuimos, la luna que tropieza
contra el sol que en el cielo va desnudo
y los dos nos fingimos el saludo
actuando con hostil delicadeza,
cuando Dios quiso amar, pero no pudo,
qué dulce se antojaba la tristeza.
TADEO
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