sábado, 2 de junio de 2012

NIGROMANTE


NIGROMANTE

Era cierto lo que gritó el anciano
lanzando el vaticinio de mi suerte,
y luego, sus palabras, tras su muerte,
quedaron en el limbo de lo arcano.

La líneas misteriosas de mi mano,
tan negras que la vida no se advierte,
provocó al nigromante un llanto fuerte
y un gesto entre diabólico y cristiano.

Puntual, hoy que el destino se presenta,
y soy de sus ardides el sujeto
la voz que alguna vez sentí violenta

y una falta evidente de respeto
ha sido, aunque tardara en darme cuenta,
de toda mi existencia el fiel libreto.

TADEO

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