TÚ
QUE VIENES Y VAS
Tú que
vienes y vas de tanto en tanto
como
el rayo de luz de mi desvelo,
y
prendes las hogueras o eres hielo
y
causa de mi risa y de mi llanto.
Tú
que me haces, demonio, ser un santo
y casto
en mi oración subir al cielo
o
vienes con olores de hembra en celo
a
encerrarte en mi cuerpo a cal y canto.
Ni
un alma hubo jamás que no muriera
clavando
en cada tumba, en cada trono,
las
manos y los pies a la madera.
Disculpa
si al dudar te decepciono
pero
atado a la cruz del que te espera,
ni
me perdona Dios, ni me perdono.
TADEO
2 comentarios:
Bellísimos estos encuentros de fugacidad... Un placer. Saludos desde el cauce
Gracias, Río al mar, como siempre un placer tener la suerte de compartir mis versos con personas hermosas como tú. Un abrazo:
Tadeo
Publicar un comentario