ALMA
ERRANTE
Hay
un volcán en su interior gigante,
de
potros del placer, una manada,
y
estando por las leyes condenada
a
amarlas, se hace polvo en un instante.
Su
lengua muere en punta de diamante
hiriente
como el filo de una espada,
sostiene
como un ángel la mirada,
si
apuntas al cristal de su semblante.
No
busca tener dueño, un alma errante
prefiere
ser cual mar en retirada.
Si
desnuda te cruza por delante
y tu
vida se ve en la encrucijada
de
aceptar ser su esclavo o ser su amante,
no olvides que ella es polvo, que ella es nada.
TADEO
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