CANORAS
El
ave borda el viento cuando trina
alegre
su canción, sin darse cuenta,
no
sabe qué esperanzas alimenta
de
amores, ni que muertes elimina.
No
es capaz de entender ni se imagina
que el
canto de los dioses que se inventa
aleja
de los cielos la tormenta
y
alumbra como un sol en la neblina.
Con
esa levedad ardiente y fina
nos salva,
nos ampara, nos contenta,
fluyendo
en su melódica rutina.
Y
cuando echa a volar, cuando se ausenta
y el
mágico concierto se termina,
un
nido hace en el alma y se aposenta.
TADEO
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