NO ME ENCUENTRES
No me encuentres, mujer, que yo me pierdo
en tu ermita más dulce y más sagrada
por gusto, por placer, no digas nada,
y luego, si te he visto, no me acuerdo.
Fabrícame algún nombre si te muerdo,
si sientes un latido, una punzada,
allí donde es tu carne más osada
y el loco vuelve igual o vuelve cuerdo.
Tú que abriste a mi luz tu flor de loto,
y Buda, sin saberlo, te venera
no me encuentres, por Dios, ni pongas coto
a este viaje interior, sin más frontera
que tu cuerpo desnudo, tenso, roto
donde yo, al encontrarte, me perdiera.
TADEO
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