COMO UNA BENDICIÓN
La muerte sus caricias repartía
con un gesto de amor en la mirada,
como una mariposa despistada
que en medio de la noche se extravía.
Sin daño hacer al triste que moría
su mano poderosa al cielo alzada
el signo de la cruz o de la espada
con las almas eternas compartía.
De la chispa divina, el hombre lleno,
con talante mortal acepta o niega
el regreso, de Dios, al dulce seno.
Y sólo entonces baja y nos entrega,
la sombra perniciosa su veneno
como una bendición que a todos llega.
TADEO
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