DE LA MANO DE DIOS
La gente pasa y grita: “que se muera”
y siguen, maldiciendo, su camino,
nadie sabe muy bien de dónde vino
que muro ha violentado o qué frontera.
De la mano de Dios, una hechicera
del diablo, experta, con su don divino,
en ver en nuestros ojos el destino
celeste o infernal que nos espera.
Se niegan a mirarla, se resisten
a hacer por caridad, la consabida
acción de protegerla los que asisten,
porque es su profesión, más conocida,
dar vida a los fantasmas que no existen
y a los que existen, arrancarles vida.
TADEO
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