AGUA
BENDITA
La
lluvia se desliza en mis espaldas
lo
mismo que en el ala del sombrero
y el
viento, precursor del aguacero,
desnuda
de las torres las giraldas.
Las
gotas en las hojas, esmeraldas
parecen,
y mojado el caballero,
se
apresta con alegre desespero
a
ayudar a las damas con sus faldas.
Las
calles anegadas y los ríos
aumentan
dulcemente sus caudales
llenando
con sus aguas los vacíos
embalses,
y los yertos manantiales
despiertan
y sus mágicos rocíos
se
apiadan de la sed de los mortales.
TADEO
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