PITONISA
De luz, de claridad, de blanco anhelo
creyeron estos ojos, en su prisa,
la llama de la mágica sonrisa
que alumbra mi pecado y mi desvelo.
Ni el negro de sus ojos, de su pelo,
me hicieron sospechar, ni ver que en misa
mojaba con su lágrima imprecisa
la dulce palidez de mi pañuelo.
Su llanto era señal, era señuelo,
la fiel demostración de la remisa
astucia de aprendiz de Maquiavelo.
Su bola de cristal, que tanta risa
provoca, me embrujó, y la pitonisa
en su infierno de amor me ha dado el cielo.
TADEO
1 comentario:
Excelente, como siempre...
Saludos
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