MIRANDO AL CIELO
Siempre quise saber, mirando al cielo,
en esas noches de quietud gemela,
si persiste el hechizo de la abuela
en su celeste corazón de hielo.
Qué sueño hace posible su desvelo
difunto, en su inquietante duermevela,
si sufre algún dolor, si la consuela
abrazarse a la sombra del abuelo.
Si la estrella que miro en el poniente
y que tiembla al compás de nuestra cita
es algo de su esencia o de su mente,
si el niño que saluda, que se excita
atento al resplandor, es un demente
que en noches de llorar la resucita.
TADEO
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