EN LUNA LLENA
El mar vino a morir en luna llena,
y abriendo, azul, su manto, con su embrujo,
la playa, a lienzo en blanco, la redujo
borrando nuestros nombres de la arena.
Sus olas sin querer entrar a escena
con su eterno vaivén, con su reflujo,
quitaron del fantástico dibujo,
la firma de una vida en gracia plena.
La diosa de los cielos sintió pena
al ver cómo a las aguas las indujo
a matar el amor en casa ajena.
Y toda su indulgencia se tradujo
en darle cada noche, con su influjo,
un cuerpo de mujer a mi sirena.
TADEO
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