ENTRE DIENTES
Entre dientes su pecho me suplica
intercediendo ante el pudor ajeno,
que deje con mi mal de hacer lo bueno
sobre el cuerpo desnudo de la chica.
Expone sus razones y se explica
de buena ley el formidable seno
pero ya mi saliva es su veneno
y el placer como un dios, se magnifica.
El juego se complica y se complica
y entramos de repente en un terreno
que no puedo explicar, pues si se explica
el verbo, sin querer, se vuelve obsceno,
y es su pecho una flor que no se achica
pero cede a la voz del desenfreno.
TADEO
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