HASTA
NUNCA
¡Hasta nunca, por siempre, compañera!
¡Hasta
nunca! En el cielo, el sol espía
dibuja
en el cristal, a sangre fría,
su
cara más amarga y lastimera.
Tu
cuerpo ni me busca, ni me espera,
ni
los panes y peces Dios envía
al
plato donde engullo la agonía
bajo
el tronco marchito de la higuera.
Los
labios no son labios, son los mudos
testigos
de aquel tiempo adolescente
en
que fuimos dos ángeles menudos
en
boca de la envidia de la gente,
por
locos, por felices, por desnudos,
por
seguirle al demonio la corriente.
TADEO
2 comentarios:
Las envidias hay que dominarlas, sino no le dejan vivir a uno. Por ellas nos hemos visto muy solos, muchos.
Gran poesía, me gusta como lo cice y lo que dice.
Saludoa Alfonso
Gracias, Alfonso, por dejar tus palabras en mis versos. Un abrazo:
Tadeo
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