FUEGO
BENDITO
Cuando
no quede nada de este sueño
porque
incluso en los sueños te hayas ido
y el
pozo de tu sexo florecido
se
vuelva más oscuro y más pequeño.
Cuando
hayas sepultado el caribeño
tambor
del corazón en mi latido
y
duermas sobre el mármol del olvido
y
pongas en mi muerte vivo empeño.
Yo
buscaré en el cielo mis baluartes,
clavaré
en cada hoguera el pie menudo
y
el fuego arrasará tus estandartes,
tus
sapos, tus culebras, y el escudo
de
Dios, ha de librarme, con sus artes,
del
poder infernal de tu desnudo.
TADEO
4 comentarios:
Hermoso poema, subyugante.
Gracias Sur:
Me alegra que este soneto te haya gustado. Besitos:
Tadeo
Poesía fuerte, intensa. Un placer. Abrazos
Gracias, Sofía. Siempre es un placer tenerte por mis versos. Besitos.
Tadeo
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