DORMIDA
Sin saber de
la sangre que en mi delirio bulle
te has
quedado dormida, como dando al olvido
el temblor de
mis manos alzándote el vestido
y toda la
insistencia que en ruegos se diluye.
Tu cuerpo
delirante me niega, me destruye
me invita y
me rechaza, y el fruto perseguido
con su aroma gigante,
en ti desvanecido,
se complace
en el sueño, y al sueño contribuye.
Tan dulce se
me antoja, tu mágica inocencia
que
despertarte duele lo mismo que un ultraje
así que me
controlo, y luego, mi turgencia
se va
desvaneciendo en manso aterrizaje.
Me duermo, y
sólo entonces, en esa transparencia
te encuentro
predispuesta al sexo más salvaje.
TADEO
3 comentarios:
Me agrada la forma en que juegas con las sensaciones entre verso y verso.
¡Un abrazo hasta los huesos!
Gracias, Madrigal, me he sentido abrazado. Recibe tú también un abrazo apretado:
Tadeo
fELICITACIONES AMIGO TUS VERSOS ALEJANDRINOS SON DE PESADA PLUMA COMO LA QUE TU MUESTRAS, BENDICIONES HERMANO
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