NUPCIAS
En la falta de pan, en la riqueza,
en la noche más triste, en la alegría
amor juró ante Dios y le ofrecía
su alianza con ritual delicadeza.
Delante del altar donde se reza
y enhebra el sacerdote la homilía
volaba tras el velo y se volvía
como aquél que ha mordido una cereza.
Que no separe el hombre, la voz dijo,
el pacto que selló con lazo fuerte
el Espíritu Santo, el Padre, el Hijo.
El ministro del Cielo, de tal suerte,
con sus pies en la gloria los bendijo
hasta el juicio final, hasta la muerte.
TADEO
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