PENA
AMIGA
Andando
voy del brazo de mi pena
un
padre cual si fuera, un buen amigo,
y si
intenta marcharse yo la obligo
a
ser perseverante, más que buena.
Culpable
soy del mal de mi condena
por
ser yo mismo víctima y testigo
de
darle a mis pupilas por castigo
la
propia y además, la pena ajena.
No sufro
por las sombras, no me daña
la falta
del amor, o que me alumbre
la
muerte con la luz de su guadaña.
Hay
algo en el placer de la costumbre
que
gusta del dolor y siente extraña
del
éxito, la miel que hay en la cumbre.
TADEO
2 comentarios:
Es lo que sentimos todos los que escribimos a la pena que invade el corazón.
Cariños....
Gracias, Oriana Lady Strange, por tu visita y tus palabras en mis versos. Besitos:
Tadeo
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