LA
GUERRA DEL AMOR
Nunca
fueron tan dulces los disparos
ni tan
feliz el arma que galopa
y
apunta a un corazón a quemarropa,
en
medio de unos pechos como faros.
Y
nunca tanto amor sus ojos claros
lanzaron
sobre el grueso de la tropa,
y
desnudos al fin de miedo y ropa,
saltaron
por los aires los reparos.
Ardiente
la metralla blanda y pura
en
medio de la noche, en un suspiro,
abrió
un boquete inmenso en la ternura.
La
guerra nunca acaba, no hay respiro,
y la
paz se conquista o se procura
amando
cuerpo a cuerpo y tiro a tiro.
TADEO