Aquí fue derramada inútilmente
la sangre de los dioses, y violada
con la humana sentencia de la espada
la omnipotencia celestial ya ausente.
A beber los mortales de la fuente
de la esencia inmortal, ayer sagrada,
partieron los sedientos a la nada
cortando con sus bocas el torrente.
Ya no están dando brillo al mundo, faro
de la luz virginal, ni en los reflejos
del mar de la conciencia, y sin amparo
en busca de refugio, dioses viejos
ingresan en silencio a un mundo raro
que no quiere su amor ni sus consejos.
TADEO